Dormitorio infantil

En ese por si acaso han pasado 30 años desde que monté mi primera casa, mi hogar, mi refugio. Todo rondaba alrededor de mi familia, a la que me he dedicado en cuerpo y alma, pero con el revés que me dio la vida de un divorcio y tener que desmontar varias casas que teníamos en uso.

Qué decir, que aparte de dedicarme en cuerpo y alma a mi familia, mi afición es la restauración de muebles, con lo cual recogí cada mueble u objeto de decoración que había hecho, ya que casi todo era herencia familiar, imposible desprenderme.

Siempre pensé que volvería a usar todo posteriormente o bien que mis hijos apreciarían y valorarían lo que tenían, pero el tiempo me ha dado una lección de humildad.

Mis hijos tienen su vida fuera de España, sus vidas, muebles con más prácticos, sin nada de apego, porque hoy están aquí y mañana en otro país.

Así que con mi vida vacía de familia directa he decidido que la que tiene que aprender a ser más práctica soy yo y a decirme a mí misma lo que mi hija me dijo un día: “mamá, aprende a vivir para ti” y eso quiero, desprenderme del pasado y VIVIR.”